Cómo la autocompasión bien entendida puede ayudar a afrontar los problemas

  • "Puede ser la vía ideal para explorar nuestras inquietudes y que nos impulse a cuidarnos", dice el psicoterapeuta Buenaventura del Charco.
  • El 'self kindness' aboga por reconocer que los fracasos y las adversidades son ineludibles y forman parte intrínseca de la condición humana.
Una mujer, triste y preocupada ante su ordenador portátil
Una mujer, triste y preocupada ante su ordenador portátil
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Una mujer, triste y preocupada ante su ordenador portátil

Si cuando un amigo o un ser querido está pasando por un mal momento nos sale de forma natural ser amables y considerados con él y ayudarle en todo lo posible, ¿por qué nos cuesta más aplicamos la misma norma con nosotros mismos?

Esta es la pregunta que se plantea el psicólogo sanitario y psicoterapeuta Buenaventura del Charco para quien la autoexigencia y la autocrítica como herramientas del ser humano para conseguir la excelencia pueden convertirse en un arma de doble filo.

El experto asegura que lejos de potenciar el desarrollo personal muchas veces esta actitud puede provocar “frustración, dañar nuestro autoconcepto, aumentar nuestro estrés y puede llegar a bloquearnos y a poner en peligro nuestra estabilidad psíquica”.

Para del Charco, el primer paso para salir de este círculo vicioso es “tomar conciencia de esos pensamientos y sentimientos de crítica, culpa o vergüenza hacia nosotros mismos, y darnos cuenta del dolor que nos estamos provocando y si esa actitud de ser jueces y verdugos crueles de nosotros mismos es como necesitamos y queremos tratarnos en un momento de dificultad y sufrimiento”.

Al mismo tiempo, el psicoterapeuta aboga por la autocompasión o self kindness como la vía ideal para “escucharnos, explorar nuestras inquietudes, hallar nuestro dolor emocional y dejar que ese sentimiento nos conmueva de manera real y nos impulse a cuidarnos”.

De hecho, el término self kindness no es nuevo y cada vez está cobrando mas fuerza dentro de la llamada psicología positiva. La doctora estadounidense Kristin Neff, profesora asociada de psicología educativa en la Universidad de Texas en Austin, fue la primera en acuñar el término hace una década, publicando el libro Self-Compassion (2011) y desarrollando un programa llamado Autocompasión consciente.

Según afirma Neff, hacernos conscientes de que estamos luchando con sentimientos de desesperación nos permite responder con amabilidad y gestionar mejor las emociones difíciles como el miedo, la ira o la tristeza aportando más sosiego nuestra vida cotidiana.

Del mismo modo, del Charco aboga porque las personas deben tratar de reconocer que la imperfección, los fracasos y las adversidades son ineludibles y forman parte intrínseca de la condición humana. Para el especialista, interiorizar este hecho hará más sencillo “dejar a un lado las críticas, ser más comprensivos ante nuestros fallos y frustraciones y utilizar un tono emocional más afectuoso y alentador en nuestros diálogos internos”.

El psicoterapeuta señala que la autocompasión nos ayuda a trabajar la vivencia del problema. Por ejemplo, en una persona que sufre un accidente y pierde la movilidad física “la autocompasión le serviría para hacer duelo por la movilidad perdida, para encontrar algo que le importe y le de fuerza para encarar su nueva realidad y para no culpabilizarse por lo sucedido”, añade del Charco.

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